jueves, 14 de junio de 2007

Instrucciones para hacer funcionar una organización II


La teoría de las Relaciones Humanas

Saludos, Hermanos y Hermanas Plagueros

Bienvenidos a la Teoría de las Relaciones Humanas donde “La persona es lo que cuenta”. Este pensamiento surgió en la década de los 30, y respondía a la deshumanización inherente a la teoría clásica.
Su propuesta se basaba en la satisfacción de las necesidades del empleado, en la apertura del espacio laboral como un lugar para la autorrealización del empleado. La expectativa principal era que, en la medida que el individuo estuviera satisfecho en su ambiente de trabajo, mejor se sentiría y más productivo sería.
Gary Kreps cuenta en su libro La Comunicación en las Organizaciones un experimento realizado en una fábrica. Se empezó a graduar el nivel de la iluminación para observar si se afectaba la productividad. De hecho, sí se afectó cuando se colocó una luz más alta que permitía una mayor visibilidad, pero lo que los investigadores no sospechaban es que también se elevó la productividad cuando las luces se bajaron.
Conclusión: los trabajadores no respondían a la luz sino a la atención que recibían de parte de los investigadores:
Definitivamente, con un poquito de cariño – o de atención, para que suene menos cursi- podemos hacer que las personas de nuestra organizaciones sientan más cómodas y a gusto.

Ventajas de la Teoría Aplicadas a la Plaga verde: Es definitivamente una redundancia explicar lo importante que son las personas en un voluntariado. Ni siquiera tenemos la excusa del sueldo para maltratar a la gente, por tanto nos toca ser comprensivos y diplomáticos. Esta teoría se ajusta al escultismo como anillo al dedo, basándose este movimiento justamente en la autorrealización de sus miembros. La educación integral que se brinda en el escultismo permite al receptor de programa – es decir al chamo que viene todos los sábados a jugar con nosotros- desarrollarse en lo que más le gusta y en lo que es más apto.

Defectos de la teoría:
En muchos casos puede que se trate de un vil engaño, pues las cabezas de la organización pueden fingir un interés en sus empleados que no es genuino (ni en la teoría ni en la práctica) y la pantomima busca en definitiva que el empleado se crea importante y sea más productivo a continuación, aunque las reivindicaciones continúen siendo un chiste.

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